Practica esta meditación cuando sientas que necesitas protección angelical. No tienes que estar en una situación difícil. Puedes hacerlo en la comodidad de tu hogar, siempre concentrándote en pensamientos de seguridad y paz, bajo cualquier circunstancia.
Encuentra un sitio cómodo y tranquilo, donde tú sepas que estarás sin interrupciones. Practica el ejercicio de relajación con el que te identifiques plenamente. Si de momento no tienes alguno en mente, es suficiente con que tomes unas cuantas respiraciones largas, lentas y profundas para relajarte antes de empezar.
Se recomienda leer todo este ejercicio un par de veces para familiarizarse con los puntos claves antes de seguir adelante.
Visualízate en un capullo de luz dorada. Toma unos instantes para que crees la imagen de esta visualización. Dentro de tu capullo dorado estás colmado con una sensación de paz, fuerza y estabilidad. Imagina que tus pies están colocados firmemente en la tierra (aunque en este momento no lo estén físicamente).
A continuación, visualízate rodeado por cuatro ángeles de protección. Si te sientes particularmente vulnerable, puedes imaginar que son los cuatro arcángeles. Visualiza al Arcángel Gabriel caminando enfrente de ti y pídele que él sea tus ojos y tus oídos y que despeje tu camino. Siente al Arcángel Rafael detrás de ti, protegiendo tu espalda, dándote apoyo e iluminando tus puntos débiles. Pídele al Arcángel Miguel que proteja tu lado derecho, usando su espada de la verdad para disipar tus temores y para esclarecer cualquier situación. Imagina al Arcángel Uriel protegiendo tu lado izquierdo con una antorcha de fuego espiritual para desterrar las tinieblas.
Tu propio ángel de la guarda te trae una vara mágica de luz para crear alguna protección adicional. Imagínate a ti mismo apuntando con tu vara mágica enfrente de ti y después girando con tu cuerpo en contra de las manecillas del reloj, trescientos sesenta grados, de modo que puedas dibujar un circulo con tu vara que se juntará con los cuatro puntos ocupados por lo cuatro arcángeles. Cuando haces esto, de repente, surge alrededor tuyo un circulo de fuego espiritual para ayudarte a mantenerte seguro. Obsérvate completamente protegido por un capullo de luz, por los cuatro arcángeles y por un círculo de fuego.
El capullo de luz te da magnetismo. tú eres un imán de lo positivo, de la gente amorosa, de las situaciones armoniosas y las experiencias que reflejan tu potencial espiritual más elevado; al mismo tiempo, tu magnetismo también desvía cualquier cosa que pueda ser inadecuada, negativa o destructiva para ti. Los Arcángeles están ahí para defenderte, guiarte a un sitio seguro y afinar tus sentidos, en especial, tu intuición. El círculo de fuego refuerza y consolida tu poder, de una manera que te permite crear unos limites adecuados en todas tus relaciones. Una vez que has terminado este ejercicio, abre tus ojos y agradécele a los Arcángeles por su ayuda y protección. El agradecimiento es como te salga del corazón.
NOTA: también puedes por medio de este ejercicio pedir protección para alguien que ames mucho. No tienes que decirle lo que vas a hacer. En cuanto hayas pedido ayuda a los ángeles, haz todo lo posible por soltarlo y relajarte. No te ayudas a ti mismo o a la persona por la que estás pidiendo protección angelical, rodeándolo con pensamientos de preocupación. En cambio rodéalo con pensamientos de amor.