Según enseñan las religiones
orientales, en el cuerpo humano hay siete centros de energía. Cada uno de ellos
contiene una enseñanza espiritual universal para la vida, que hemos de ir
aprendiendo a medida que evolucionamos hacia una conciencia superior. Esta
antiquísima y sagrada forma de representación describe con extraordinaria
exactitud el sistema energético humano, con sus hábitos y tendencias.
El sistema de chakras es una
representación arquetípica del proceso de maduración de la persona a través de
siete fases claras y diferentes. Los chakras están alineados verticalmente
desde la base de la columna hasta la coronilla, lo que sugiere que ascendemos
hacia lo divino dominando poco a poco la seductora atracción del mundo físico.
En cada fase perfeccionamos un poco más el entendimiento del poder personal y
espiritual, puesto que cada chakra representa una enseñanza de vida o un
desafío común a todos los seres humanos.
A medida que la persona va dominando
cada chakra, va adquiriendo un poder y un conocimiento de sí misma que se
integra en su espíritu y la hace avanzar por el camino que conduce hacia la
conciencia espiritual, a semejanza del clásico viaje del héroe.