Los Ángeles y San JUAN BOSCO |
San Juan Bosco narra que
el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus
muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel de la Guarda
Don bosco contó la
historia de dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando
materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos
recordó el consejo oído y exclamó: "Ángel de mi guarda!". Cayeron sin
sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron
al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, este recobró el sentido y
subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado.
Ese obrero exclamó:
"Cuando vi que me
venía abajo invoqué a mi Ángel de la Guarda y sentí como si me pusieran por
debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más".
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