Para pedir un milagro, y obtenerlo, son esenciales tres
cosas:
Un milagro requiere la comunicación entre el ser humano y la Divinidad por medio de la oración.
Un milagro requiere la comunicación entre el ser humano y la Divinidad por medio de la oración.
Un milagro requiere desarrollar el hábito de hacer conciencia de las peticiones, oraciones y deseos que expresas.
Para obtener un milagro hay que expresar agradecimiento.
La oración
La oración es la comunicación directa del ser humano con lo divino. A través de tus pensamientos y palabras envías tus peticiones con la esperanza de que se manifiesten en tu realidad. Las oraciones pueden ser previamente formuladas, como el Padre Nuestro, o personales, como cuando pides de manera espontánea la ayuda divina que necesitas.
A veces la oración se hace por intermediarios, como los ángeles, los santos o las imágenes religiosas. Otras veces, la oración sale directo del corazón de una persona hacia la Divinidad.
La oración es la comunicación directa del ser humano con lo divino. A través de tus pensamientos y palabras envías tus peticiones con la esperanza de que se manifiesten en tu realidad. Las oraciones pueden ser previamente formuladas, como el Padre Nuestro, o personales, como cuando pides de manera espontánea la ayuda divina que necesitas.
A veces la oración se hace por intermediarios, como los ángeles, los santos o las imágenes religiosas. Otras veces, la oración sale directo del corazón de una persona hacia la Divinidad.
Los milagros también dependen de la percepción. Es posible que hayas recibido
el milagro que pediste el mes pasado, pero que según fue pasando el tiempo
hayas olvidado tus peticiones. Para recibir milagros, es importante mantener la
conciencia alerta hacia las cosas buenas que te ocurren. Meditar en cómo éstas
se relacionan a tus oraciones y peticiones en momentos difíciles te ayuda a
reconocer los milagros en tu vida.
También es bueno observar las cosas malas que te ocurren y examinar si estás poniendo algún impedimento para que ocurra el milagro. Al pedir un milagro, se deben mantener alejadas la negatividad y la duda a la vez que se sostiene la fe.
A veces los milagros pueden ocurrir rápido. Otras veces pueden pasar años antes de que se realicen. Esto se debe a que a veces una persona puede hacer una petición que en realidad no le conviene obtener en esos momentos. Es por eso que el Padre Nuestro contiene la frase "que se haga tu voluntad". Pronunciar esta frase, o una parecida, es la manera más efectiva de asegurarse de que la petición del milagro no va a interferir con la voluntad divina o prevenir que algo más grande y mejor ocurra. Para pedir un milagro no debes dudar en ningún momento de su existencia y de su posibilidad, aunque no ocurra de inmediato o exactamente como tu mente lo concibió.
La gratitud
La gratitud es la manera en que los seres humanos reconocen la bondad divina y hacen conciencia del bien en sus vidas. Al reconocer un milagro, e incluso en el momento de pedirlo, la palabra "gracias" debe ser parte de la oración de petición. Solo tienes que sentir el bienestar que produce en tu interior esta palabra para entender que sin gratitud, no hay reconocimiento de la posibilidad de un milagro.
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En el libro El secreto la autora Rhonda Byrne cuenta que un
conocido de ella decidió que dar las gracias al universo sería su única
oración. ¿Por qué? Por que es una oración que expresa la fe que se tiene en que
todo va a salir bien y ocurrir milagrosamente a la vez que implica entrega a la
voluntad divina.
Los milagros no son solo ocurrencias casuales o exclusivas
de los santos y las personas perfectas. Los milagros pueden ser parte de tu
vida. Solo hace falta que los pidas con fe, agradecimiento y comprensión de que
el amor divino te acompaña en todo momento