El poder simbólico de las diez
Sefirot
Las diez sefirot, o árbol de la
vida de la cábala, comprenden una enseñanza compleja que fue evolucionando a lo
largo de muchos siglos, una enseñanza increíblemente análoga a la de los
chakras y sacramentos. En la cábala medieval, las diez sefirot describen las
diez cualidades de la naturaleza divina. Dado que tres de estas cualidades
están emparejadas con otras tres, en realidad las diez cualidades se pueden
agrupar en siete planos o niveles, que suelen representarse en forma de un
mítico árbol de la vida invertido, con las raíces arriba, en el cielo.
Aunque el judaísmo defiende el
rostro más abstracto de Dios, las diez sefirot describen todo lo que es
permisible de la personalidad de Yahvé.
A diferencia de otras tradiciones
religiosas, el judaísmo jamás consideró que sus profetas fueran encarnaciones
directas de lo Divino. El budismo, en cambio, comienza con un hombre,
Siddhartha, que fue ungido para llevar el mensaje de la iluminación a la gente
de la tierra; el budismo no describe a un Dios semejante a un ser humano, pero
el hinduismo tiene muchos dioses que han venido a la tierra, y el cristianismo
tiene al «hijo de Dios» que vivió treinta y tres años entre los hombres.
Las diez sefirot son las
cualidades de lo Divino que también conforman al ser humano arquetípico. Estas
cualidades se interpretan a la vez como la esencia de Dios y como caminos por
los cuales podemos volver a Dios. Cada cualidad representa un progreso hacia
una revelación más poderosa de los «nombres» o «rostros» de Dios.
Estas diez cualidades suelen
describirse como vestiduras del Rey, vestiduras que nos permiten mirar al Rey,
la fuente de la luz divina, sin cegarnos. La otra imagen, el árbol invertido,
simboliza que las raíces de esas diez cualidades están profundamente arraigadas
en una naturaleza divina que nos atrae de vuelta al ciclo mediante la oración,
la contemplación y las obras. Nuestra tarea es ascender a nuestra fuente divina
desarrollando esas diez cualidades en nuestro interior.