Los ángeles y los Niños



Algunas de las experiencias con ángeles más impresionantes son aquellas que relatan los niños. Su inocencia y sensibilidad, su corto tiempo de exposición a los problemas y situaciones de la vida y, en muchos casos, su habilidad para aceptar las cosas como las ven, los hacen especialmente capaces de reconocer a los ángeles.

Aunque la mayoría de adultos no ponen atención cuando un niño dice que ha visto a un ángel, algunas madres se han dado a la tarea de conservar y compartir los relatos que sus hijos comparten con ellas. ¿Y qué mejor vehículo para la comunicación con los ángeles que la relación de amor puro e incondicional entre madre e hijo?

Una autora escucha a su hija

La autora norteamericana Mimi Doe se encontraba un día removiendo una olla de avena cuando su hija le habló por primera vez de Sophine. Según Mimi, su hija nunca fue fantasiosa ni propensa a exagerar. La niña simplemente veía a un ser llamado Sophine, que no solo la ayudaba y le daba los colores a las flores, sino que había sido su amiga cuando la niña también era un ángel. La hija de Mimi, llamada Whitney, le hizo saber a su madre que ella la había escogido para ser su mamá cuando era un ser angelical. Luego le dibujó a Sophine con un halo amarillo y flores en las manos.

Mimi no tuvo más remedio que creer la historia de su hija cuando un día se disponía a tirar una planta de violetas africanas. La niña le pidió que se la diera. Se la llevó a su habitación y al otro día le devolvió la planta a su madre regenerada y con cuatro pequeñas flores. La planta había estado casi muerta pero al parecer Sophine la había revivido.

Estas experiencias impulsaron a Mimi a investigar más acerca de los niños y los ángeles. Descubrió que muchos niños de diferentes culturas tienen tales experiencias y que los ángeles que ven son todos distintos. Su investigación se convirtió en un libro titulado Drawing Angels Near.

Una bebé ve a un ángel

La guía de Ángeles y milagros en inglés, Whitney Hopler, cuenta una experiencia traumática, pero con un final feliz. A los dos años, su hija estaba sentada en su silla comiendo fresas, cuando se ahogó. Whitney y su esposo, desesperados, se paralizaron momentáneamente hasta que él pudo saltar y sacarle los pedazos de fresa de la boca a la niña.

Según cuenta Whitney, su hija no se asustó y se quedó en calma. Todo el tiempo miraba hacia una esquina y se sonreía. Cuando la niña saludó en esa misma dirección, Whitney le preguntó qué veía y la niña le dijo: 

"Angel, Mommy!" La pequeña había sido protegida por su ángel guardián, que permaneció visible para la niña durante varias semanas.

Bolitas de ángeles

Catherine, la madre de una niña escocesa de 10 años llamada Brioni, cuenta que su hija le envía "bolas de ángeles sanadoras" a la gente que las necesita. La niña le explicó que su ángel guardián le enseñó cómo hacerlas:

"Mi ángel guardián, Reddy, me dijo de las bolas de ángeles. Las bolas de ángeles son pequeños círculos con imágenes de ángeles. Ayudan a las personas que necesitan energía. Yo digo "energía de bola de ángel" y doy dos palmadas. Entonces aparecen bolas de distintos colores. Los ángeles saben qué colores enviar.

Los ángeles ponen las bolas en un diamante invisible en mi cabeza y luego el diamante me dice a quién enviar las bolas, o a veces mi mamá me pide que se las envíe a distintas personas.

Cuando le envío las bolas a una persona, caen cerca del centro de su abdomen y se dispersan por todo su cuerpo."

Los ángeles guardianes de los niños

Los niños poseen la habilidad natural para reconocer a sus ángeles guardianes gracias a que no se detienen a distinguir entre qué es realidad y qué es fantasía. Lo que un adulto despreciaría por ser "imaginario", un niño puede observarlo sin prejuicios. El mismo Jesucristo, en Mateo 18:10 de la Biblia dice: "Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos." Los ángeles guardianes son una parte importante de la vida espiritual de los niños.

En las mismas palabras de Jesús, en Mateo 18:3:

"De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos."

Los niños, mediante su pureza e inocencia, son capaces de experimentar el reino de los cielos en la tierra. Son pequeños maestros que nos enseñan acerca de la fe a través de su percepción libre y clara, como los ángeles.

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